El duelo nos cambia, ya que nos vemos expuestos a una situación que tal vez no esperábamos y que de un momento a otro nos sorprende. En ese momento empiezan a aflorar varias reacciones a lo que estamos viviendo ¡y es natural! Estamos viviendo un duelo. Cada cual lo vive de manera diferente.
Las formas de vivir un duelo son únicas en cada ser humano: habrá quienes decidan afrontar la situación encerrándose en su dolor y quienes decidan abrirse al mundo como medio de apoyo para superar la dificultad. Todo se supera, el tiempo de duelo también.
Sea cual fuere nuestra situación, debemos ser conscientes de que nosotros aún seguimos aquí por alguna razón, y que podemos superar las tristezas de nuestro camino... habrán unas que requieran de mayor tiempo, otras no tanto; pero todas tienen algo en común: son superables.
El duelo es un proceso, y por lo tanto, necesita de tiempo. Podemos seguir adelante y aprender de los golpes de la vida, pero primero debemos mimarnos mucho para no caer en los extremos, no hay que lastimarse. Al superarlo, vamos a aprender a recordar sin dolor para poder seguir en la búsqueda de nuevos horizontes.
Todos hemos pasado por un duelo. Lo que es seguro es que sin pasar por esos duelos, no seríamos capaces de darle tanto valor y amor a lo que ahora tenemos.

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